La transformación digital dentro de las empresas de vigilancia es algo de lo que se ha hablado hace más de diez años, pero menos del 2% de estas han decidido incursionar en el tema. La otra gran mayoría decidió no hacerlo por la desafortunada tradición del negocio que sugiere que si el guarda cumple con sus turnos y la dotación del puesto está al día, no hay nada de qué preocuparse. Al día de hoy es evidente que lo único que se logró con esas decisiones fue perder ventaja competitiva y algunas terminaron recurriendo a la mal llamada reinversión en un nocivo intento de diferenciarse de la competencia.


Estamos viendo como la mayoría de mercados se han venido reinventando para poder garantizar la supervivencia o en el mejor de los casos, sacar beneficio de la coyuntura actual y el mercado de la seguridad privada no ha de ser la excepción.

Durante las últimas semanas los temas en común de los gerentes y directivos de estas compañías se fundamentan en ¿cómo reducir los costos operativos?, ¿qué hacer con el incremento del personal disponible? o ¿cómo reducir costos de supervisión?, este último que llega a rodear los veintisiete millones anuales. 

Tampoco pueden faltar los cargos medios como coordinadores o jefes de riesgos que una vez más, deben recurrir a minutas y planillas de los puestos de vigilancia o a entrevistas a su personal de trabajo en para poder obtener información que le permita elaborar sus indicadores de gestión, en un esfuerzo por justificar a los clientes la importancia de continuar con los servicios de seguridad o por lo menos que le reduzcan en la menor cantidad posible los puestos de vigilancia.

Por otra parte, están los guardas, quienes siguen haciendo frente cumpliendo con sus programaciones. Como es habitual procede a realizar sus actividades de recorridos, inspecciones y anotaciones de novedades en su minuta, esperando atento la visita del supervisor cuya entrevista de rutina parece estar más enfocada a encontrar causales de sanción en lugar de oportunidades de mejora o bienestar.


Por su parte, los clientes de las empresas de vigilancia ya comienzan a notar que su proveedor de seguridad se está quedando corto en tecnología para el control de la operación y evidencia la gran desventaja de los medios tradicionales para el registro de información en minutas y planillas que ante la situación actual no le aportan valor alguno para el manejo de la crisis a distancia. Es claro que la seguridad también depende de las decisiones tomadas de forma oportuna y el tiempo prolongado en la adquisición de información también representa un incremento del nivel de riesgo de la empresa de vigilancia y sus clientes.


Cuando la contingencia cese, las compañías de vigilancia tradicionales se encontrarán de regreso con un cliente que sabe que la información digital es más valiosa y el mercado  en general empezará a notar la gran diferencia que existe entre una empresa de vigilancia y una empresa de seguridad, que es capaz de hacer un verdadero aprovechamiento del recurso humano con ayuda de la tecnología, obteniendo datos en línea que permitan mitigar el riesgo, reducir costos, mejorar el servicio y brindar mejores estrategias de prevención de pérdidas y protección de bienes para entregar la tranquilidad que esperan obtener sus clientes.